Payaso es aquel que deja el Corazón en el Escenario
Texto: Nidia Beltrán
Hace tiempo que dejó de ser sorpresa que Foro Periplo se llenara por completo para un evento. La gente esperaba la hora de entrada en el Café Pícaro, e incluso en la calle. A las 8:30 se dio la entrada del esperado show de clown del francés, Yann Costa.
Invitó a un participante del público para que le ayudara a vestirse en su pantalón sostenido sólo por tirantes y un saco claramente mucho más grande que él.
Con su atuendo de payaso, añadió entretenimiento con malabares en los que lanzaba pelotas de distintos tamaños al aire. Antes había interactuando con cada una de ellas, dándole personalidades diferentes cuando las sacaba de su misterioso y amplio saco.
La actuación de Yann Costa fue conmovedora: dando un golpe de frente a la realidad oscura y sangrienta que vivimos. Con la escasez que vivimos de gestos de alegría y risas sin argumentos, la noche ofreció un respiro al corazón, un contacto humano entre un artista y su público: un instante de conexión fraterna dentro de la íntima caja negra en el centro de la ciudad.
Gran parte de su acto, Yann invitó a una niña del público a ser su co-artista. Lograron hacer un mismo personaje en el que la inocencia y las risas fueron los elementos principales para apostar por las artes circenses de la ciudad: un horizonte prometedor en el que el arte inyecte vida y optimismo a la escena local.
Al final de la noche, Yann Costa cayó en la cuenta de que, para hacer un acto completo de clown, “El payaso debe entregar su corazón al público”.
Después de un show lleno nobleza y muchísima creatividad; Yann se esmeró en poder entregarse por completo al público, que ya estaba en sus manos. Así terminó su noche: creando una conexión humana y empática con la que muchos artistas sólo sueñan crear.
Qué alegría que existan clowns y gente dedicada a hacernos reír, entregada a su público.
Qué bonito relato.